Por Néstor Loizaga
Millonarias fusiones o adquisiciones entre grupos empresariales, acuerdos de joint venture, inversiones en desarrollos de negocios, y préstamos con determinadas condiciones son algunos de los negocios que se están desarrollando en el Paraguay y en la región. Muchas veces estos procesos empiezan tímidamente, dado que se tratan de negociaciones generalmente confidenciales para que la competencia no tome conocimiento, o porque implican traspaso o despido de empleados (cuestión sumamente delicada), o, simplemente, porque la operación involucra sumas de dinero importantes cuyos valores finales se deben definir.
En los procesos de compra o inversión son varios los aspectos que se deben analizar para evitar llevarse sorpresas. La información de la empresa que ofrece un balance no es suficiente, tampoco es suficiente contar con algunas cifras sobre rentabilidad actual y proyectada, o con un simple detalle de créditos o cuentas bancarias.
Muchos de los contratos que instrumentan las operaciones mencionadas contienen un sinfín de declaraciones y garantías. El objetivo de estas es permitir al comprador o inversor obtener un resarcimiento económico, si el vendedor o nuevo socio en la inversión ha ocultado información o contingencias que terminan ocasionando una pérdida económica importante.
A pesar de todas estas declaraciones y garantías, la realidad enseña que una vez cerrado el negocio, el comprador o inversor solamente puede ejercer dichas garantías si retiene parte del pago debido al vendedor. De lo contrario, debe recurrir a un proceso de ejecución del contrato que resulta largo, tedioso, con un final incierto y poco probable de éxito.
Ante situaciones como estas, las empresas han identificado la necesidad de conocer previo a la conclusión del negocio, el objeto de la inversión que pretenden realizar. Una de las alternativas más utilizadas en todo el mundo para reducir los riesgos de una inversión es mediante una revisión exhaustiva conocida como due diligence.
El término fue creado en los Estados Unidos y se refiere a un proceso de investigación o auditoría desarrollado antes de la suscripción de la compra o intención de compra del negocio o de las acciones de una empresa. Dicho proceso es llevado a cabo por un equipo de profesionales de distintas áreas formado por contadores y abogados con experiencia en sociedades, tributario, laboral, ambiental, u otras especialidades según el objeto del negocio.
Due Diligence: Persigue varios objetivos.
Por un lado, busca obtener una visión global del negocio a ser adquirido, realizar proyecciones, conocer la historia, el mercado donde opera, los aspectos legales, financieros e impositivos, entre otras cuestiones.
Por otro lado, busca identificar la exposición del comprador frente contingencias y terceros generados por incumplimientos del vendedor frente a distintas reglamentaciones, leyes, proveedores, clientes o empleados. También permite identificar los contratos y acuerdos claves para la empresa a ser adquirida determinando los derechos y obligaciones que los mismos prevén.
La identificación de las contingencias y su cuantificación permite al comprador o inversor tomar decisiones con mayor grado de certeza y confianza respecto al retorno o resultado esperado con el nuevo negocio. Por ello, la selección del equipo auditor es crucial debiéndose tener en cuenta la capacidad técnica, experiencia en la realización de trabajos similares, y un equipo de trabajo homogéneo con profesionales que puedan cubrir todas las áreas relevantes.
Algunos ejemplos de riesgos o contingencias que pueden ser obtenidos durante un due diligence son ventas no declaradas, contratos que pueden ser terminados ante un cambio de accionistas, pasivos laborales generados por sueldos no blanqueados o abonados irregularmente o vacaciones acumuladas, falta de licencia ambiental necesaria para la actividad del negocio, marcas de comercio a nombre de los accionistas, criterios de liquidación de impuestos aplicados en forma errónea, falta de conservación de documentación que respalde operaciones (inexistencia de contratos, facturas, entre otros), compromisos adquiridos respecto a clientes y proveedores, u operaciones no registradas en el ejercicio correspondiente con el objeto de mejorar balance.
Los riesgos y contingencias son plasmados en un informe emitido por el equipo a cargo del due diligence debidamente cuantificados (cuando ello es posible) y con posibles soluciones que permitan reducir o eliminar dichos riesgos y contingencias. Generalmente los mismo pueden ser corregidos, eliminados o controlados si son identificados adecuadamente y a tiempo.
Durante las negociaciones y en función al resultado del due diligence, el comprador o inversor puede reconsiderar el valor inicial del negocio obteniendo un mejor precio, solicitar indemnizaciones o garantías reales o bancarias, optar por una estructura diferente de la compra o inversión buscando reducir el impacto fiscal para una o ambas partes, o establecer pagos diferidos en el tiempo vinculados directamente con la extinción del riesgo o contingencia. En el peor de los casos, puede desistir de la compra o inversión.
Todo lo expuesto anteriormente también es válido para el vendedor. Realizar un due diligence antes de salir a buscar socios o interesados en comprar el negocio permite identificar y anticipar problemas que pueden surgir durante la negociación con el comprador o inversor. Esto también permite al vendedor conocer los puntos débiles que puede tener al sentarse a negociar el precio pretendido.
Lo importante es tener en cuenta que de nada sirve encontrar una buena oportunidad de negocio o inversión que aparentemente pueda generar mayores ganancias o permitir ganar más mercado si luego de cerrar la compra o inversión se descubre que todo lo que brilla no es oro.